Hace 12 años, Alberto Martín, un ex empleado de la industria petrolera, renuncia a su trabajo, dando origen a la franquicia que se convirtió en caso de estudio del IESA-(Instituto de Estudios Superiores de Administración)
-por Rosymer Rodríguez
De origen humilde, Alberto Martín se confiesa creyente en la meritocracia, es el segundo de 4 hijos de una pareja compuesta por un abogado y una ama de casa de valores tradicionales.
Con el esfuerzo de sus padres, a los 19 años se va a estudiar a Suiza Administración y Relaciones Internacionales.
A su regreso
Estar empleado en una empresa petrolera como Maravén, le permitió formarse en áreas administrativas, por lo que es llamado a un puesto en la Banca, el cual acepta, pero Alberto confiesa entre risas: “A mí me dan un puesto y ya quiero el otro”, así que de la banca pasa a un instituto autónomo en el área de finanzas, al que renunciaría al año de haber llegado.
El desempleo llegó
Al quedar desempleado y sin ánimo de volver a sus antiguas actividades, se reúne con un amigo en condiciones similares. Fueron horas mirando el techo de una pequeña oficina las que Alberto y Juan pasaron, esperando por alguna idea reveladora que respondiera a las divagancias que ambos proponían:
“¿Y si nos metemos con los bienes raíces? ¿Y si creamos una franquicia venezolana?”
La opción sería la franquicia, la pregunta era ¿Y el producto?
La abuela de Juan tenía una receta de chicha muy famosa, Juan la propuso y Alberto un poco desenfocadopreguntaba cómo se podía franquiciar un producto que estaba asociado en ese momento con los más bajos estándares de calidad, y además ser chicheros, ocupación estigmatizada socialmente para esa época, tanto que en una etapa debió acudir a terapia psicológica.
Hoy en día se siente muy orgulloso de ser un “empresario de la chicha”
La misión
Convencer a los dueños de los centros comerciales de colocar un carrito de chicha en sus espacios fue un gran reto. Alberto y Juan crearon una maqueta que demostraba que el carrito agregaría valor al centro comercial.
Presentar un proyecto serio, estar respaldados por amistades, y conseguir las permisologías fue parte de la Odisea que ambos amigos emprendieron sobre la marcha, explica Alberto.
Al colocar los 3 primeros carritos, la rentabilidad de la franquicia, además de ser una ventaja,-cuyo costo era de BsF. 5mil en comparación con BsF 50 mil de la otra franquicia venezolana permitía la reinversión, así que el autofinanciamiento predominó.
Año 2002: El desenlace
En el año 2002 el negocio “explotó”. Para ese momento contaban con 150 franquiciados, y contrataron a 30 empleados más para la empresa.
Así, empezaron a llover las ofertas de financiamiento por parte de entidades bancarias, interesadas en invertir.
Una historia: 2 caminos diferentes
Hace 3 años, Juan el socio, decide abandonar la empresa. Alberto no vaciló en asumir las riendas del negocio: “Los negocios funcionan como los matrimonios, llega un punto en el que no te entiendes con el otro y tienes que tomar otro rumbo para no estancarte” explica Alberto.
Un nuevo socio
Alberto señala que le cuesta “ver crecer a su muchacho”, pero entiende que es la única forma de mejorar, por eso actualmente realizan cambios en el logotipo y en los equipos, ideados por Enrique Croes, el nuevo socio de Alberto, desde que alimentos Invepaca compró parte de Juan Chichero.
Alberto se considera un emprendedor por circunstanciay por haber creado algo de la nada. Muchos de los expertos predecían que Juan Chichero a los 3 años perecería. Sin embargo la empresa logró mantenerse durante 12 años, y ser autosustentable, superando expectativas de crecimiento y rentabilidad, convirtiéndose así en un hito en la historia de las franquicias venezolanas.
Historias de hombres y mujeres que día a día se convierten en héroes y heroínas en sus emprendimientos y negocios. Aquí nos introducimos en la fibra humana de aquellos que fueron tras la materialización de sus sueños, pese a cualquier obstáculo ¡Conócelos! En este, mi lugar, también podrás encontrar escritos particulares sobre arte, vida, comunicaciones, redes sociales y Jesús, mi Salvador.
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